viernes, 5 de agosto de 2011

Ya queda menos...


El tiempo vuela. Parece que fue ayer cuando comencé a escribir mis primeras palabras en este Blog que a día de hoy, con apenas dos meses de vida, supera las 2.300 visitas. El objetivo era promocionar mi nueva novela, dando a conocer el día a día del arduo proceso de publicación de un libro. Sin embargo, hoy mi Blog es más que eso. Se ha convertido en el lugar de encuentro de mucha gente estupenda, la mayoría escritores vocacionales que, al igual que yo, tratan poco a poco de hacerse un hueco en el complejo mundillo editorial.
Hace tan solo un par de meses comencé a narrar el comienzo de mi nueva aventura editorial. Y por fin hoy, despues de varias pruebas y versiones, he recibido la portada definitiva. Estoy tan orgulloso de ella que me muero de ganas de que todo el mundo la vea, pero creo que es preferible mantener un poco de intriga hasta el momento de darla a conocer. A mediados de la semana que viene la haré pública, y espero que os guste a todos.
Mil cosas que no te dije antes de perderte ya está un poquito más cerca de convertirse en una realidad. No veo el momento de sentarme ante un auditorio repleto de amigos y curiosos ansiosos por saber que les depara tras este título. Tres años han pasado de mi primera incursión literaria con la publicación de Caraballo, y hoy me siento más maduro, más orgulloso de mi obra, y con más ganas que nunca de defenderla y de contemplarla compartiendo estanterías y escaparates con mis escritores favoritos.
Sé que no estoy solo en esta aventura. Mis amigos y familiares estarán ahi para apoyarme en todo lo que haga falta. Y cuando hablo de amigos, lo hago en el sentido más amplio de la palabra, incluyendo a todas esas personas que, sin esperar nada a cambio, han ido animandome día tras día desde que comencé a escribir este Blog.
Hace tiempo leí que cada libro guarda una parte del alma de su creador. Esta novela la he escrito con las entrañas, desde lo más profundo de mi ser, acompañado de una Musa que día tras día me ha apoyado, me ha querido y me ha preparado mil cafés con los que animarme a escribir. Ella es tan culpable de este libro como yo.
Muchas gracias, Paula.
Te quiero.

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